sábado, 27 de febrero de 2010

Y DIJO DIOS...


Dios crea, pone orden, un orden donde el lleva el control, un orden donde luego aparecerá la vida en todas sus manifestaciones y miles de formas; y si la ciencia por tanto habla de vida antes del hombre y otras ramas científicas revelan esas pruebas en los fósiles, aunque sea repetitivo, todo eso habla de la oportunidad que este maravilloso ser dio a todos las criaturas “según su especie” de vivir e irse transformando.

Hoy en día los medios nos revelan que el universo traspaso los límites de nuestro sistema solar, y se extiende más allá de doscientos millones de estrellas con que cuenta nuestras galaxia, y por muy alto que vuele nuestra imaginación este universo y todas los que existan, son el fruto del trabajo realizado con absoluta precisión por el supremo artesano y remarcamos este texto cerrando con el poema de la creación del universo:



"En el principio, cuando Dios creó los cielo y la tierra, todo era caos y confusión, y no había nada en la tierra. Las tinieblas cubrían los abismos mientras el espíritu de Dios aleteaba sobre la superficie de las aguas.

Dijo Dios: “Haya luz”, y hubo luz, Dios vio que la luz era buena y separó la luz de las tinieblas. Dios llamó a la luz “Día” y a las tinieblas “Noche”. Y atardeció y amaneció: Fue el día Primero.

Dijo Dios: “Haya una bóveda en medio de las aguas, para que separe unas aguas de las
otras”. Hizo Dios entonces como una bóveda y separó las aguas de las aguas; las
que estaban por encima del firmamento, de las que estaban por debajo de él. Y
así sucedió. Dios llamó a esta bóveda “Cielo”. Y atardeció y amaneció: fue el
día Segundo.

Dijo Dios: “Júntense las aguas de debajo de los cielos en un solo depósito y aparezca lo seco”. Y así fue. Dios llamó a lo seco “Tierra” y al depósito de agua los llamó “Mares”. Y vio Dios que esto era bueno.


Dios: “Produzca la tierra hortalizas, plantas que den semilla, y árboles frutales que por toda la tierra den fruto con su semilla dentro, cada uno según su especie”. Y así fue. La tierra produjo hortalizas, plantas que dan semillas y árboles frutales que dan Fruto con su semilla dentro,cada uno según su especie. Dios vio que esto era bueno. Y atardeció y amaneció:
fue el día Tercero.


Dijo Dios: “Haya lámparas en el cielo que separen el día de la noche, que sirvan para señalar las fiestas, los días y los años, y que brillen en el firmamento para iluminar la tierra. Y así sucedió. Hizo pues, Dios dos grandes astros: La más grande para presidir el día
Y la mas chica para presidir la noche, e hizo también las estrellas. Dios las coloco
en lo alto de los cielos para iluminar la tierra, para presidir el día y la
noche y separar la luz de las tinieblas, y vio Dios que esto era bueno. Y
atardeció y amaneció; fue el día Cuarto.

Dijo Dios: “Llénense las aguas de seres vivientes y revoloteen aves sobre la tierra y bajo el
firmamento”. Dios creó entonces los grandes monstruos marinos y todos los seres
que viven en el agua según su especie, y todas las aves, según su especie. Y Vio
Dios que todo ello era bueno. Los bendijo Dios, diciendo: “Crezcan,
multiplíquense y llenen las aguas del mar, y multiplíquense asimismo las aves
sobre la tierra”. Y atardeció y amaneció: fue el día Quinto.

Dijo Dios: “Produzca la tierra animales vivientes de diferentes especies, animales
del campo, reptiles y animales salvajes.” Y así fue. Dios hizo las distintas
clases de animales salvajes según su especie, los animales del campo según su
especie, y todos los reptiles de la tierra según su especie. Y vio Dios que esto
era bueno.

Dijo Dios; “Hagamos al hombre a imagen como semejanza
nuestra, y manden en los peces del mar, en las aves del cielo, sobre los
animales del campo, las fieras salvajes y los reptiles que se arrastran por el
suelo.”

Y creó Dios al hombre a su imagen.

A imagen de Dios lo creó,
Macho y hembra los creó.

Dios los bendijo, diciendoles: “Sean fecundos y multiplíquense, llenen la tierra y sométanla.
Tengan autoridad sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve
sobre la tierra”.

Dijo Dios: “Hoy les entrego para que se alimenten toda clase de plantas con semillas que hay sobre la tierra, y toda clase de árboles frutales. A los animales salvajes, a las aves del cielo y a todos los seres vivientes que se mueven sobre la tierra, les doy pasto verde para que
coman.” Y así fue.

Dios vio que todo cuanto había hecho era muy
bueno. Y atardeció y amaneció: fue el día Sexto.

Así estuvieron terminados el cielo, la tierra y todo lo que hay en ellos. El Séptimo día Dios
tuvo terminado su trabajo, y descanso en ese día de todo lo que había
hecho. Bendijo Dios el Séptimo día y lo hizo santo, porque ese día descansó de
sus trabajos después de toda esa creación que había hecho.

Este es el origen del cielo y de la tierra cuando fueron creados”.
(Génesis
1,1-31, y 2, 1-4)

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