sábado, 27 de febrero de 2010

TEOLOGIA


“Hagamos al hombre a imagen como semejanza nuestra” (Génesis 1-26)

Si los estudios cientificos y antropológicos, nos revelan especies humanas con apariencia de simio o la paleontología revela que el primer hombre estaba lleno de pelo, esto no quiere decir que Dios sea chango, sino que esto revela su sabiduría y amor infinito, al proveer a su criatura de las características y formas que necesitaba para desarrollarse en el lugar donde lo va a poner, para que no le afectaran ni las condiciones climáticas o atmosféricas, sino antes bien, le sitúa en los lugares idóneos y con características raciales, que lo diferencien de otros de su misma condición, prueba del orden perfecto que solo el Señor puede lograr.

Así entonces tenemos, que el hombre de Neandertal, el del Cro-magnon, el australopitecus, y demás, todos son la misma obra de Dios, y así como lo muestra la antropología, tal vez fue cambiando hasta convertirse en el hombre actual, y eso no muestra sino la sabiduría perfecta y divina de quien lo fue perfeccionando, al ir puliendo a su criatura como una joya en bruto, al que se tiene que trabajar para que logre su brillo y exquisitez, se puede decir que eso mismo paso con el hombre, pero lo mas importante:

Dios quiso dar la vida a un ser semejante a el; solo por su bondad inmensa, quiso dar a otros la dicha de existir, de conocer y amar, por eso nos creo y preparo para nosotros el bello palacio que llamamos universo, para que así mismo este ser que es el hombre pudiera sentir su presencia y fuera capaz de gozarlo.

Y otro aspecto en que religión y ciencia llegan al mismo punto, es que tuvo que haber un “algo” que diera vida a todo lo que existe, como ya lo hemos mencionado, aún los mas incrédulos aceptan este hecho, el hecho de que tuvo que haber alguien antes de todas las cosas que originara la creación .

Pues “El “va mas allá de las cosas y de la naturaleza que nos maravilla, cuando se mencionan estas palabras: “El espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas”, ello no esta sino revelando su omnipresencia eterna, es decir su presencia esta desde siempre.

Ahora entramos a otra palabra igual de importante en el antiguo testamento, lo que hebreo es “soplo” o viento, quiere decir “ espíritu”, griego “pneuma” y hebreo “Ruah”, su sabiduría organiza el universo no como tierra extraña sino como un lugar perfecto para en el poner su obra maestra:

“TU MISMO”, y un lugar en el que el también vendría a estar un tiempo físicamente:


“Hoy nos ha nacido un Salvador que es el Mesías, el Señor, ha nacido en la ciudad de David y esto os servirá para reconocerle: “Encontrareis al niño reclinado en un pesebre”

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